Y sentir que te vas, pero a la vez vienes, como un búmeran, no sé que hacer, o que decir,...
Me siento sola en una estación, con un billete caducado en las manos,
pequeño, frágil, pero, si no se fija nadie, me puede llevar a otro
lugar desconocido para mí... Por eso me da miedo, miedo a no saber que
habrá, no saber como será ese mundo, si me gustará o lo repudiare...
Miro a mis lados, no hay nadie, solo yo. Solo yo espero a ese tren que
nunca llega, los segundos se convierten en minutos, en horas, en
días,... Mientras yo sigo sentada en cierto banco en cierta estación,
esperando a un tren, a un tren que llegue y me recoja, que me lleve
lejos, quizás al encuentro con mi destino.
Espero quieta, balanceo mis piernas, me miro las botas, sucias y llenas
de polvo, un largo camino para llegar hasta aquí. Miro mis manos, son
pequeñas, me siento pequeña, como una niña, quiero encontrar alguien que
me haga más fuerte, solo un poco más...
Paseo por la estación, con mi billete en la mano, sus letras se
comienzan a emborronar por el sudor de mis manos, comienzo a ponerme
nerviosa, quizás nunca llegue, quizás esta espera sea inútil...
Siento la necesidad de salir, de encontrarte destino, de encontrarte,
agarrarte de la mano y no soltarte... De nunca dejarte solo de que seas
solo mío, la persona que me aguante, que pueda conmigo, quiero
entenderte mejor,...
Pero, antes, debo encontrarte, me siento atada con un lazo a esa
estación y otro con mi destino, pero la decisión que debo tomar tiene
que ser la que me haga feliz, una decisión que nunca va a cambiar,...
Oigo un silbido, algo rasga el aire, un pitido, velocidad, rpoviene del
túnel, miro a la oscuridad infinita, veo una pequeña luz tambaleante al
final, ya era hora.
Un tren entra fragante en la estación, se para con un ruido estridente.
Sus puertas se mantienen cerradas, cuando se abren, no dejan ver nada,
un mistrio, un nuevo comienzo...
Está decidido, mis pasos un poco indecisos al principio recogen mi valor
y se vuelven seguros, pequeños y cortos, pero poco a poco me acercan a
ese tren, subo en él, miro el billete de nuevo, solo queda eso por
pasar, un poco de suerte nada más.
Su fecha de caducidad se ha borrado con el calor de mis manos, una
lágrima silenciosa cae por mi mejilla, al final logré salir de esta
soledad, de esta coraza que me mantenía aislada...
Tengo miedo, no se que me encontrare, pero soy feliz, amargamente feliz,
porque no sé si me gustará o no, pero aunque el miedo me aferre, yo
lucharé por seguir, por ver la verdad, por no vivir en la ignorancia,
miro por la ventanilla, el cielo es hermoso.
Al final, salí....
Para encontrarme con mi destino...