jueves, 6 de septiembre de 2012

Sin sentido

Caminando en la oscuridad de la noche, calles iluminadas por luces de locales, de bares abiertos con poca gente sentada en la barra.
Luces artificiales que ocultan a las que están de verdad para nosotros, como mentiras y engaños. 
Mirando siempre al suelo, a lo único que parece firme y estable aunque no sea verdad; caminando sin mirar atrás, sin ni siquiera recordar aquel pasado que me esfuerzo por ocultar. 
Mas haga lo que haga ahí está persiguiéndome cual fantasma que me maldice, y que trunca mi futuro; no puedo olvidar, no puedo recordar. 
Una sensación de impotencia acude como si la llamara. Y como si fuera su pareja, el miedo también acude sin ser llamado. 
Pasa el tiempo, camino dejando atrás ciudad tras ciudad. Poco a poco me alejo de mi hogar. 
Con pequeños pasos trato de olvidarlo todo, de olvidar estas alas que crecen en mi espalda y que me permiten soñar. Debo arrancarlas. No tengo derecho a soñar. 
No tengo derecho a vivir. 
No tengo derecho a nada. 
Camino con la vista fija en mi camino pero sin mirarlo. Andando sin rumbo fijo, andando sin sentido. 
¿Cuándo comenzó todo esto? 
No lo recuerdo. Sólo sé que comencé a andar cuando la vida dejó de tener sentido. 
No recuerdo mis pecados, pero tampoco mis virtudes. 
Me siento desamparada, sin esperanza. 
Así paso mis días, sin mirar el tiempo que transcurre. Sin mirar a los autómatas que caminan por mis lados. 

Y sigo caminando para ver si encuentro mi destino en esta vida sin sentido.

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